«A quien ejerce el oficio de ilustrar, lo llamamos ilustrador pero no existe un término específico para aludir a quien mira ilustraciones».
Las ilustraciones de Javier Sáez Castán hay que mirarlas dos veces. Puedes hasta jugar con ellas. Enormes paneles del tamaño de una persona representaban partes de figuras animales – la cabeza, el cuerpo y la parte trasera – que podías mezclar libremente para crear nuevos animales fantásticos. Las coloques como las coloques, todas las piezas encajan.
Este juego inocente invita a una reflexión más profunda: la mayor parte de las imágenes proceden de otras que descansan en algún lugar del cerebro, del ilustrador o del espectador. Así pues, la materia prima de las imágenes son otras imágenes, y la creación no es creación sino transformación. “Creo que en el origen de muchos de mis libros está este afán de juego, de diversión, de experimento”, afirma el ilustrador.
Javier Sáez Castán fue galardonado con el Premio Nacional de Ilustración en 2016 «por su creatividad y talento narrativo que implica la dimensión objetual del libro; por su capacidad para construir mundos y contagiarlos; por la calidad de sus obras, muchas de las cuales son grandes clásicos contemporáneos de dimensión internacional y por su generosidad como formador».
Su propuesta gráfica recuerda a veces a los grabados de los libros de Historia Natural del siglo XIX. Su obra se nutre de referente que vienen de arte moderno. Con una veintena de libros publicados, el ilustrador oscense es ya un referente en el panorama editorial español.
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